martes, 6 de marzo de 2012

Cumplía con tres causales despenalizadas para abortar en Chiapas y se le negó el derecho

*Fue violada, tenía un embarazo que ponía en peligro su vida y el producto tenía alteraciones genéticas.



Patricia Chandomí.- Celia lleva 12 años de su vida, yendo y viniendo de Huixtán a San Cristóbal de las Casas para preguntar si ya agarraron al violador de su hija, Celestino López Hernández, teme que éste vuelva a violar a Hilda Álvarez Hernández, que ahora tiene 26 años de edad, pero debido a un retraso mental profundo se comporta como si tuviera 4 años.

Celia cuenta que Hilda, indígena, pobre y discapacitada era violada por Celestino un vecino de la comunidad en Huixtán, desde antes de los 16 años, “yo no me dí cuenta que a mi hija la violaban, hasta que mi hija dejó de reglar, me dí cuenta que estaba embarazada y supe de la violación”.





I

Cumple con tres causales despenalizadas para abortar en Chiapas



Hilda con síndrome de down cumplía con las tres causales despenalizadas en Chiapas para abortar, fue violada, su embarazo ponía en riesgo su vida y el producto tenía alteraciones genéticas, sin embargo, las instituciones de “procuración de justicia” y de “salud” en Chiapas le negaron la práctica del aborto.

“El trabajo en el campo es duro, el día no te alcanza, para desgranar maíz, molerlo, hacer las tortillas, hacer la comida, cuidar a los hijos, ayudar en la milpa, lavar la ropa, y apenas sale para comer, no hay para doctores, ni medicina, ya estoy vieja, yo no quería que Hilda tuviera un hijo, a duras penas puedo cuidarla a ella, que en realidad es una niña de 4 años, hay que cambiarla, bañarla, darle de comer, quien los va a cuidar cuando yo me muera” se pregunta Celia.

Desde el 2003, Celia acudió a diferentes instituciones de salud para que le ayudaran a interrumpir el embarazo de su hija, las respuestas fueron desde “no la podemos atender”, hasta “aquí no tenemos orden para matar sino para dar vida, aquí no matamos gente”, respuesta dada por el personal del Centro “Los Pinos” de la Secretaría de Salud.



II

Primero muerta antes que abortar



“Yo les expliqué que me interesaba la vida de mi hija de 16 años, pero por las respuestas que nos dieron parece que para ellos primero muerta antes que abortar”.

Hilda y Celia siguiendo los procedimientos legales levantaron la denuncia en la Sub Procuraduría Indígena, reseña el Colectivo Feminista Mercedes Olivera (COFEMO) de San Cristóbal de las Casas que ha llevado el caso.

“Cuando Celia habló del embarazo y la posibilidad de interrumpirlo la licenciada que levantó la denuncia le dijo no se puede interrumpir, ¿acaso quieres irte a la cárcel?, además si lo hacen, no van a haber pruebas de la violación” reseña COFEMO.

En marzo de 2003 giraron la orden de aprehensión en contra del violador Celestino, después de tres meses que se había puesto la denuncia; para ese entonces, Hilda tenía ya cinco meses de embarazo.

A los seis meses de embarazo Hilda comenzó a sangrar, en el traslado a la ciudad de San Cristóbal, la menor tuvo un mal parto, el producto nació muerto poniendo en alto riesgo la vida de Hilda.

Posterior al parto, Hilda fue atendida en el Hospital Regional en donde le realizaron una limpieza uterina. El médico que la atendió le dijo que era necesario realizarle a Hilda una salpingoclasia para que de acuerdo con sus palabras “si le vuelve a pasar lo mismo (la violación) ya no quede embarazada”.



III

Celestino la vuelve a violar y la embaraza por segunda ocasión



Celia se indignó por el comentario “mi hija no tiene porque volver a ser violada, si realmente hay justicia para las mujeres, ella no tiene porque pasar por lo mismo nunca más”.



A pesar de que la orden de aprehensión fue girada no se ejecutó debido a que la policía no quería incursionar en la comunidad de Hilda y Celia porque supuestamente hay grupos armados. El Expediente Penal 79/2003 del Juzgado del Ramo Penal, Distrito Judicial Las Casas quedó archivado con todo y la orden de aprehensión contra Celestino.

En un principio el violador se refugió en la comunidad, después huyó, desapareció un par de años, luego regresó a Huixtán totalmente impune, en uno de sus constantes “apariciones” volvió a violar a Hilda, embarazándola por segunda ocasión, en el 2007 Hilda parió a una niña con síndrome de down.

Además de todas sus actividades, doña Celia a sus 70 años, cuida a su nieta de 5 años con sindrome de down y a su hija de 26 años con sindrome de down y retraso mental, a ambas tiene que bañarlas, cambiarlas, darles de comer; todo esto lo hace, esclavizada a un garrote, que a veces le sirve de bastón, asegura que esta historia no se repetirá.

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